Sin pena ni gloria he llegado al fin de mis días,
esperé hasta que pude,
no hay plazo que dure por siempre,
no más letras, no más imágenes;
lamento no haber hecho las cosas que siempre desee,
pero más lamento no haber logrado vencer el miedo
que me pudre las entrañas.
Pero no más,
no habrá otro minuto de sufrimiento,
dulce sufrimiento,
cálido baño de ambrosía y venganza.
viernes, 26 de marzo de 2010
Soliloquio del desvalido
Publicado por Leviatán en 11:06
Etiquetas: Entretenimiento
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