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lunes, 14 de marzo de 2011

Teorías de la conspiración sobre tsunami en Japón

El terremoto y subsecuente tsunami en Japón fue predicho analizando datos de HAARP (High Frequency Active Auroral Research Program); el sismo se da justo 7 años después del 11-M (Madrid); Japón había sido amenazado previamente con una guerra meteorológica sino se ajustaba a condiciones financieras de Estados Unidos; ¿Qué sucede en el planeta?

Como William Burroughs dijo: "Los conflictos políticos son solamente manifestaciones superficiales. Si los conflictos surgen, puedes estar seguro que algunos poderes intentarán mantener el conflicto bajo control ya que esperan beneficiarse de la situación".


En el caso de las teorías de la conspiración la mayoría de los caminos llevan a HAARP, el misterioso programa de investigación conjunta de la Fuerza Naval y la Fuerza Áerea de Estados Unidos y la comunidad científica de ese país con instalaciones en Alaska, que cuenta con un enorme presupuesto que no ha sido explicado del todo. Según cifras de DARPA ha crecido de 5 millones de dólares en el 2005 a 35 millones anuales para este año. Su construcción costó más de 250 millones, algo caro para un proyecto solamente para estudiar el clima.

Las antenas de HAARP pueden emitir ondas electromagnéticas a la ionósfera haciendo que ésta suba hacia el espacio y rebote, este rebote, en teoría, puede crear terremotos. HAARP transmite 3.6 millones de watts en ondas electromagnéticas de baja frecuencia (la estación de radio AM legal más grande de Estados Unidos transmite 50 mil watts).

El periodista estadounidense fincado en Japón, Benjamin Fulford, en este video habla sobre la amenaza que había recibido desde hace ya un par de años Japón de ser atacado por un terremoto si no se sometía a las presiones financieras de la mafia banquera de Wall Street.



Para los más volados en este video se cree observar un OVNI marino en la ola del tsunami, aunque parece una especie de sinuosa matarraya. El extremo de la teoría de la conspiración: fueron los extraterrestres:



Este documental del History Channel demuestra como el gobierno de Estados Unidos ya ha usado en el pasado tecnología para alterar el clima en la Guerra de Vietnam, así como la posibilidad, con la tecnología actual, de generar terremotos.

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lunes, 7 de marzo de 2011

BAT-GEN la energía dentro del ser humano


Arturo Solís Herrera, un científico mexicano, descubrió la manera de elaborar una "Pila Infinita", que genera electricidad a partir del agua y melanina.

El mexicano descubrió un proceso bioquímico que a partir de la melanina, una molécula que existe en la piel, el cabello y el recubrimiento de la retina humana, es capaz de romper la molécula del agua, separando el oxígeno y el hidrógeno, logrando extraer energía de ese proceso.

Este hallazgo permitió elaborar una especie de pila infinita, que el autor llama Bat-Gen, porque funciona al mismo tiempo como una batería recargable y como un generador continuo de energía.


“El descubrimiento surgió de manera accidental cuando investigaba posibles terapias para las tres causas más comunes de ceguera en México: glaucoma, retinopatía diabética y degeneración macular provocada por la edad”, narra el científico, cuya formación académica es como médico cirujano del IPN, oftalmólogo de la UNAM, maestro en ciencias médicas de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y doctor en farmacología de la Universidad de Guadalajara.

“Muchos amigos me decían: ‘¿Para qué estudias la melanina, si es la que nos hace prietos y feos y no sirve para nada?’, y ahora sé que esta molécula funciona como una especie de catalizador para generar energía. Si lo sabemos aprovechar, nadie le va a discutir a México el haber aportado una de las soluciones más firmes para atender la crisis energética con una alternativa limpia”, dice Solís.

Dicho de otro modo, el ser humano realiza literalmente una FOTOSíNTESIS , pero lo hace de forma distinta a las plantas. La diferencia radical es que el ser humano realiza fotosíntesis porque la melanina es capaz de captar las ondas de TODO El ESPECTRO ELECTROMAGNÉTICO. Es decir, no solo capta la luz que todos vemos con nuestros ojos (cosa que hace la clorofila), sino que capta TODAS las radiaciones posibles.

Es como si la melanina fuera un mini-agujero negro, que absorbe todas las frecuencias. De hecho, la melanina tiene color negro, lo que indica que absorbe todo el espectro de la luz visible y por ende es una molécula cuya estructura es difícil de estudiar.

Para más información revisa esta nota de Crónica


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miércoles, 2 de marzo de 2011

Cuestión de fe


LA ROSA DE PARACELSO

- JORGE LUIS BORGES

En su taller, que abarcaba las dos habitaciones del sótano, Paracelso pidió a su Dios, a su indeterminado Dios, a cualquier Dios, que le enviara un discípulo.

Atardecía. El escaso fuego de la chimenea arrojaba sombras irregulares. Levantarse para encender la lámpara de hierro era demasiado trabajo. Paracelso, distraído por la fatiga, olvidó su plegaria. La noche había borrado los polvorientos alambiques y el atanor cuando golpearon la puerta. El hombre, soñoliento, se levantó, ascendió la breve escalera de caracol y abrió una de sus hojas. Entró un desconocido. También estaba muy cansado. Paracelso le indicó un banco; el otro se sentó y esperó. Durante un tiempo no cambiaron una palabra.

El maestro fue el primero que habló.

-Recuerdo caras del Occidente y caras del Oriente -dijo no sin cierta pompa-. No recuerdo la tuya. ¿Quién eres y qué deseas de mí?

-Mi nombre es lo de menos -replicó el otro-. Tres días y tres noches he caminado para entrar en tu casa. Quiero ser tu discípulo. Te traigo todos mis haberes.

Sacó un talego y lo volcó sobre la mesa. Las monedas eran muchas y de oro. Lo hizo con la mano derecha. Paracelso le había dado la espalda para encender la lámpara. Cuando se dio vuelta advirtió que la mano izquierda sostenía una rosa. La rosa lo inquietó.

Se recostó, juntó la punta de los dedos y dijo:

-Me crees capaz de elaborar la piedra que trueca todos los elementos en oro y me ofreces oro. No es oro lo que busco, y si el oro te importa, no serás nunca mi discípulo.

-El oro no me importa -respondió el otro-. Estas monedas no son más que una prueba de mi voluntad de trabajo. Quiero que me enseñes el Arte. Quiero recorrer a tu lado el camino que conduce a la Piedra.

Paracelso dijo con lentitud:

-El camino es la Piedra. El punto de partida es la Piedra. Si no entiendes estas palabras, no has empezado aún a entender. Cada paso que darás es la meta.

El otro lo miró con recelo. Dijo con voz distinta:

-Pero, ¿hay una meta?

Paracelso se rió.

-Mis detractores, que no son menos numerosos que estúpidos, dicen que no y me llaman un impostor. No les doy la razón, pero no es imposible que sea un iluso. Sé que «hay» un Camino.

Hubo un silencio, y dijo el otro:

-Estoy listo a recorrerlo contigo, aunque debamos caminar muchos años. Déjame cruzar el desierto. Déjame divisar siquiera de lejos la tierra prometida, aunque los astros no me dejen pisarla. Quiero una prueba antes de emprender el camino.

-¿Cuándo? -dijo con inquietud Paracelso.

-Ahora mismo- dijo con brusca decisión el discípulo.

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Yu Tsun y el libro - laberinto

Jorge Luis Borges escribe a manera de prólogo que El jardín de senderos que se bifurcan "es una enorme adivinanza, o parábola, cuyo tema es el tiempo; esa causa recóndita le prohíbe la mención de su nombre. (...) A diferencia de Newton y de Schopenhauer, Ts'ui Pên no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas la posibilidades."

El jardín de senderos que se bifurcan

A Victoria Ocampo


En la página 242 de la Historia de la Guerrra Europea de Lidell Hart, se lee que una ofensiva de trece divisiones británicas (apoyadas por mil cuatrocientas piezas de artillería) contra la línea Serre-Montauban había sido planeada para el 24 de julio de 1916 y debió postergarse hasta la mañana del día 29. Las lluvias torrenciales (anota el capitán Lidell Hart) provocaron esa demora —nada significativa, por cierto. La siguiente declaración, dictada, releída y firmada por el doctor Yu Tsun, antiguo catedrático de inglés en la Hochschule de Tsingtao, arroja una insospechada luz sobre el caso. Faltan las dos páginas iniciales.

“... y colgué el tubo. Inmediatamente después, reconocí la voz que había contestado en alemán. Era la del capitán Richard Madden. Madden, en el departamento de Viktor Runeberg, quería decir el fin de nuestros afanes y —pero eso parecía muy secundario, o debería parecérmelo— también de nuestras vidas. Quería decir que Runeberg había sido arrestado o asesinado[1]. Antes que declinara el sol de ese día, yo correría la misma suerte. Madden era implacable. Mejor dicho, estaba obligado a ser implacable. Irlandés a las órdenes de Inglaterra, hombre acusado de tibieza y tal vez de traición ¿cómo no iba a brazar y agradecer este milagroso favor: el descubirmiento, la captura, quizá la muerte de dos agentes del Imperio Alemán? Subí a mi cuarto; absurdamente cerré la puerta con llave y me tiré de espaldas en la estrecha cama de hierro. En la ventana estaban los tejados de siempre y el sol nublado de las seis. Me pareció increíble que es día sin premoniciones ni símbolos fuera el de mi muerte implacable. A pesar de mi padre muerto, a pesar de haber sido un niño en un simétrico jardín de Hai Feng ¿yo, ahora, iba a morir? Después reflexioné que todas las cosas le suceden a uno precisamente, precisamente ahora. Siglos de siglos y sólo en el presente ocurren los hechos; innumerables hombres en el aire, en la tierra y el mar, y todo lo que realmente me pasa me pasa a mí... El casi intolerable recuerdo del rostro acaballado de Madden abolió esas divagaciones. En mitad de mi odio y de mi terror (ahora no me importa hablar de terror: ahora que he burlado a Richard Madden, ahora que mi gasrganta anhela la cuerda) pensé que ese guerrero tumultuoso y sin duda feliz no sospechaba que yo poseía el Secreto. El nombre del preciso lugar del nuevo parque de artillería británico sobre el Ancre.Un pájaro rayó el cielo gris y ciegamente lo traduje en un aeroplano y a ese aeroplano en mucho (en el cielo francés) aniquilando el parque de artillería con bombas verticales. Si mi boca, antes que la dehiciera un balazo, pudiera gritar ese nombre de modo que los oyeran en Alemania... Mi voz humana era muy pobre. ¿Cómo hacerla llegar al oído del Jefe? Al oído de aquel hombre enfermo y odioso, que no sabía de Runeberg y de mí sino que estábamos en Staffordshire y que en vano esperaba noticias nuestras en su árida oficina de Berlín, examinando infinitamente periódicos... Dije en voz alta: Debo huir. Me incorporé sin ruido, en una inútil perfección de silencio, como si Madden ya estuviera acechándome. Algo -tal vez la mera ostentación de probar que mis recursos eran nulos—me hizo revisar mis bolsillos. Encontré lo que sabía que iba a encontrar. El reloj norteamericano, la cadena de níquel y la moneda cuadrangular, el llavero con las comprometedoras llaves inútiles del departamento de Runeberg, la libreta, un carta que resolví destruir inmediatamente (y que no destruí), el falso pasaporte, una corona, dos chelines y unos peniques, el lápiz rojo-azul, el pañuelo, el revólver con una bala. Absurdamente lo empuñé y sopesé para darme valor. Vagamente pensé que un pistoletazo puede oírse muy lejos. En diez minutos mi plan estaba maduro. La guía telefónica me dio el nombre de la única persona capaz de transmitir la noticia: viviía n un suburbio de Fenton, a menos de media hora de tren.

Soy un hombre cobarde. Ahora lo digo, ahora que he llevado a término un plan que nadie no calificará de arriesgado. Yo sé que fue terrible su ejecución. No lo hice por Alemania, no. Nada me importa un país bárbaro, que me ha obligado a la abyección de ser un espía. Además, yo sé de un hombre de Inglaterra —un hombre modesto— que para mí no es menos que Goethe. Arriba de una hora no hablé con él, pero durante una hora fue Goethe... Lo hice, porque yosentía que el Jefe tenía en poco a los de mi raza -a los innumerables antepasados que confluyen en mí. Yo quería probarle que un amarillo podía salvar a sus ejércitos. Además, yo debía huir del capitán. Sus manos y su voz podían golpear en cualquier momento a mi puerta. Me vestí sin ruido, me dije adiós en el espejo, bajé, escudriñé la calle tranquila y salí. La estación no distaba mucho de casa, pero juzgué preferible tomar un coche. Argüí que así corría menos peligro de ser reconocido; el hecho es que en la calle desierta me sentía visible y vulnerable, infinitamente. Recurdo que le dije al cochero que se detuviera un poco antes de la entrada central. Bajé con lentitud voluntaria y casi penosa; iba a la aldea de Ashgove, pero saqué un pasaje para una estación más lejana. El tren salía dentro de muy pocos minutos, a las ocho y cincuenta. Me apresuré: el próximo saldría a las nueve y media. No había casi nadie en el andén. Recorrí los coches: recuerdo a unos labradores, una enlutada, un joven que leía con fervor los Anales de Tácito, un sodado herido y feliz. Los coches arrancaron al fin. Un hombre que reconocí corrió en vano hasta el límite del andén. Era el capitán Richard Madden. Aniquilado, trémulo, me encogí en la otra punta del sillón, lejos del temido cristal.

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¿Cómo se ven las señales Wi-Fi?

Un grupo de noruegos hicieron una especie de retratos de las redes en las calles de Oslo. ¿Cómo lo hicieron? Con una vara llena de leds que detecta la señal y se enciende en distintos niveles.

Un proyecto impresionante que reune la tecnología con la animación y la fotografía. Observen los resultados.

Immaterials: Light painting WiFi from Timo on Vimeo.

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